EDITORIAL

Carlos Cabrera Lozada

La comisión de Estudios de Postgrado de la Facultad de la Medicina UCV, tiene el firme propósito de incrementar la productividad académica e investigativa a través de múltiples acciones para aumentar el número de egresados con título universitario así como para mejorar la calidad y pertinencia de los trabajos especiales de grado.
Las realidades del país en base a ese sustrato cambiante que mueven las estructuras curriculares hacen que la observación de los procesos de aspirantes y elección al postgrado, se hayan resentido y para ello, múltiples razones le son atribuibles, como por ejemplo que quién o quienes reconocen al especialista en la áreas médicas, se hayan distanciado un poco del verdadero interés: El conseguir al más capacitado, se ha sustituido, por el que sólo se presenta como aspirante o porque se considera tener ciertas destrezas… Es este escenario absolutamente bizarro donde se presenta nuestro quehacer hospitalario, donde se considera a los residentes de nuestros postgrados y se les adjudica un valor intrínseco por su condición de hijo de Hipócrates al cual hay que enseñar la más artística de las ciencias, ¿o sólo su valía es porque es la mano de obra más expedita y más barata para la atención de los pacientes en los hospitales?... No asumir esta realidad es colocar el punto sobre el tema: ¿Cual es el verdadero horario de trabajo de un residente?... En esa búsqueda de una respuesta concreta y justa y, en todos los casos, beneficiosa tanto para el empleador como para los especialistas, considerar que “unas horas son asistenciales y otras son las docentes”, en donde la tan aspirada y buscada excelencia médica, se transformó y convirtió en explotación de unos por los otros y perdimos la universal visión de nuestra carrera médica como un verdadero apostolado y en su lugar se instituyó la escasa visión de un asistente… ¿donde se perdió la majestuosidad del Maestro y cuando le dimos entrada al promotor de una cifra estadística?..
Por otro lado, las políticas concertadas en el sector salud, los diversos tipos de salarios, la deuda social con todos nuestros establecimientos de salud, donde reparaciones que no se terminan, los golpes constantes a las rodillas de un líder definido de la comunidad, reconocido por la sociedad desde el inicio de los tiempos, sumado a los múltiples insultos a los hijos de Hipócrates por parte no solo de personeros del gobierno sino también por líderes gremiales que se han perpetuado en sus cargos, legitimando y defendiendo solo sus propios intereses, como si SU fin justificara SUS medios.
Nuestros jóvenes médicos que también ven en la profesión un medio ya no sólo para tomar el prestigio que da el de cuidar la salud de nuestra sociedad, sino que también ha observado el beneficio mercantilista y prefiere el accionar privado antes que compartir con el que al igual que él es pobre o es indigente.
Estas reflexiones son solo para exaltar y darle un apoyo real y sincero, para aquel médico que se quedó en el país, que se está formando en nuestros enfermos hospitales, a los que ya no solo no trabajan en exceso sino que además redoblan sus labores, a los que en esas guardias nocturnas dejan el resto, a ellos verdaderos héroes anónimos de nuestra actual medicina, permanecen atendiendo a ese venezolano humilde que no tiene ni recursos económicos, ni un seguro de HCM, créanme valen más, que aquellos que se fueron por un no sé que: de dinero, comodidad, complacencia familiar y falsos valores, los verdaderamente valiosos son ustedes, MEDICOS, con el pundonor y la mística del trabajo bien hecho, los que se entregan en su quehacer sin esperar más recompensa que un alta médica, los que permanecen en este país haciendo los que le compete, formándose con los suyos y dando la cara ante un pueblo necesitado, por aquellos que lo único que buscaban era que la comunidad estuviera y se mantuviera sana.
Para esos residentes del día a día, pocos por cierto, escasos para algunas áreas, y ausentes totales en algunas especialidades, reciban nuestro más respetuoso sentimiento de solidaridad y den por seguro el reconocimiento leal y valiente al esfuerzo por ustedes realizado y al aporte invalorable que establece la diferencia entre la formación académica recibida y un criterio de selección que no sólo ha valorado su conocimiento sino la calidad humana que albergan y que aún con nuestras conocidas debilidades, cada vez que orgullosamente los vemos obtener logros en algún caso, se ratifica que no hemos fallado en nuestra labor.